La música electrónica (Arch. adjuntos) es como el sexo con amor, necesita preliminares. En cuanto lleva un minuto lamiéndote, justo entre la oreja izquierda y la derecha, entonces empiezas a flipar.
Aquí teneis la Ruta de senderismo que haremos el 23 de Diciembre (en caso de no nos perdamos ó que a alguién le casque un infarto). Mesones, Ctjo. Segundo, Mirador del Balcon de Pilatos, Tejo Viejo, Pico Argel, El Pinarón, Mesones. Si a alguien se le antoja que avise o que calle para siempre.
La aventura de ser una "single". (Sonsoles fuentes, 2006):
Mi amiga Carmen, la de más edad, acaba de cumplir los treinta y nueve. Estudió Bellas Artes, pero trabaja como funcionaria, lo que le ofrece una alta seguridad económica y mucha frustración. Tiene piso propio, que ya es mucho en los tiempos que corren. Por su físico, parecería escapada de un cuadro de Julio Romero de Torres. Sus ambiciones, inquietudes e intereses como para casi todas, van mucho más allá de los asuntos del corazón y el sexo, aunque ella es demasiado austera y reservada para discutir, de esas y otras cosas con nadie. Al hablar aparenta ser dura y despiadada, pero la realidad es que esa dolencia contemporánea llamada depresión la ha dejado k.o. en varias ocasiones. En definitiva, casi todos los que la conocen la toman por una Caperucita Feroz, pero lo cierto es que la han devorado ya unos cuantos lobos.
Carmen nos hizo una clasificación de falsos hombres ideales:
ü El valiente: un aventurero, aunque no está para enfrentarse a desafíos de la vida cotidiana, y menos aún a responsabilidades familiares.
ü El faraón: tiene fantásticos proyectos, pero no es realista y puede arrastrarte a la ruina.
ü El torturado: nunca sabe lo que quiere, no se aclara ni asume compromisos.
ü El veleta: sabe decirte lo que quieres oír en cada momento, como al resto de sus amantes.
ü El mago: miente y hace trucos inexplicables para no responsabilizarse de nada. El trabajo no es lo suyo.
ü El impetuoso: intolerante, celoso, controlador. Impone relaciones de poder.
ü El niño: espera continuar siendo el centro de atención de por vida. No busca novia, busca una madre adoptiva.
ü El que lleva anillo: aunque su matrimonio es un fracaso, no se separará por miedo a su esposa, por sus hijos o por cualquier otra escusa. Además, suele padecer alopecia.
ü El ocurrente: es ese hombre tan divertido, que en cuanto se empareja no hay quién lo despegue del sofá ó de su rutina.
ü El revolucionario: Desprecia el dinero y la buena vida, hasta que alguien le ofrece la cantidad adecuada.
Incontinencia educativa:
A todos esos educadores anónimos, que en su hogar, en su trabajo, en la calle... transforman la educación en una utopía posible.
La base para preparar a un hijo para enfrentarse a las drogas, es poner a su alcance recursos que le permitan ser libre, autónomo e independiente.
Para fortalecer al niño ante el consumo de drogas es esencial:
-Lograr una buena socialización.
-Aumentar su umbral de tolerancia a la frustración.
-No promover la satisfacción inmediata de los deseos, para que sea capaz de esforzarse y así, valore el premio.
-Enseñarle a ser realista, para que no cree dependencias o necesidades no satisfechas.
-Hacerle madurar de forma natural evitando la sobreprotección.
-Promover la conciencia de control sobre su vida a través de sus actos.
-Dar estrategias para enfrentarse a los problemas de la vida.
La educación en la escuela y en la familia, se complementan. Pero la familia no acaba de asumir que es el primer agente educador contra el abuso del alcohol ó el tabaco.
Los padres, se den cuenta o no, serán la fuerza más poderosa en la vida del niño. Es su responsabilidad aprender a ser padres, adquirir los conocimientos elementales para lograr un mínimo diálogo, y dar o buscar la respuesta adecuada a cada situación del hijo. Por ello, urge que los padres tengan una personalidad madura y equilibrada que dará el tono y estilo adecuado a cada discusión, manteniendo actitudes y hábitos coherentes.
El diálogo sobre el tema de las drogas en el marco familiar exige, un clima de respeto donde todos puedan expresarse con libertad. Será necesario que los padres tengan tanta o más información que los hijos, sabiendo a dónde deben acudir cuando necesite dicha información. En ningún caso los padres pueden permanecer indiferentes ante la sospecha de consumo de drogas, si no que han de estar alerta con palabras y con hechos. No hablar supone aceptar la información que los hijos reciben.
Los principios básicos de orientación para los padres, serían: Ninguna familia es inmune a las drogas; Educación es hablar “con” y no hablar “a” los hijos sobre el tema; Aceptará que un hijo consumidor de drogas no es un degenerado, sino una persona con problemas; La educación de los hijos exige normas y hechos, no olvidemos que se educa más por lo que se hace que por lo que se dice; Por último, hay que crear un clima familiar abierto que permita al hijo plantear cualquier preocupación.
No es sólo el joven quién corre peligro: Sus padres y hermanos también están amenazados. Por lo demás, los padres nunca deberían dejarse llevar por el pánico teniendo información suficiente, clara y objetiva, conociendo las situaciones de riesgo y cómo prevenirlas.
Principios en el trato con el hijo implicado en el consumo y abuso de drogas:
· No dejarse llevar por el pánico, la reacción alarmista dificultará una acción razonable. Primero recibir consejo y después actuar.
· Formarse a sí mismo, hechos y forma de tratar el tema con los hijos.
· Aprender a comunicarse: El amor al hijo es dedicarle tiempo, interés, conversar e interaccionar.
· Evaluar el problema: ¿Es un problema de la escuela, del grupo de compañeros ó expresa alguna necesidad?
· Acompañar siempre al hijo, ofreciéndole nuestra atención, estando atentos a ayudarle en sus problemas.
Educar a los hijos no es sólo emprender acciones, también es poner normas, fomentar buenos valores, dar ejemplo, tener una relación de confianza y respeto mutuo, proporcionar alternativas interesantes y constructivas, no dejarlo para otro día.
Los padres deben comprender que las drogas se usan por diversas razones. Un adolescente puede fumar porque quiere ser adulto, o porque no quiere ser diferente o un cobarde ante las presiones de los compañeros.
Hay que aceptar que existe un problema global con las diferentes drogas, que no se está a salvo en casa. Saber que la gente joven suele estar mal informada, sin saberlo. Saber que sus padres tienden a no asumir el desarrollo del niño como persona autónoma (P.S.). Darse cuenta de que las drogas son diferentes en sus efectos y grado de peligrosidad.
La intervención educativa ha de adaptarse a la edad y la personalidad del hijo. Como norma general, a partir de los diez años ya se le puede hablar de las drogas y sus efectos. No hace falta entrar en muchos detalles. Mucho antes, los padres habran dicho a sus hijos que las medicinas sólo son buenas cuando uno está enfermo y el médico las receta. De todas formas, si existe ese buen nivel de comunicación dentro del hogar, son los propios hijos quienes preguntan las cuestiones que les interesan.
Pero la comunicación no siempre es fácil. Todo adolescente es un revolucionario en potencia, en el mejor sentido de la palabra. Quienes se le oponen frontalmente crean en él resentimiento, frustración y conflicto. Hay que estimular sus mejores capacidades aunque no sean las que a nosotros más nos gustarían, si no buscará apoyo en un grupo de amigos más o menos deseables (P.S.)
Un buen educador ha de conocerse a sí mismo. Con frecuencia, los padres caemos en posturas paternalistas o moralizantes que enturbian el diálogo. Cuando los jóvenes piden un contacto real, lleno de sinceridad. El diálogo con el joven es sólo posible si el adulto respeta su personalidad, si realmente está dispuesto a escuchar una opinión diferente. No podemos conformarnos con charlas informativas en las que nuestro hijo no opine. El lugar y el momento son factores importantes.
En los centros educativos podemos encontrar niños que reúnen ciertas características de riesgo, superar estas dificultades supone el primer paso en la prevención:
· Imagen negativa de sí mismo.
· Problemas familiares y de adaptación.
· Con actitud permisiva hacia las drogas.
· Consumo precoz.
· Escasa integración.
· Refugio en grupos de inadaptados.
· Falta de un proyecto vital.
· Escaso interés, sacrificio.
La derivación en la escuela de estos "casos problemáticos" hacia servicios específicos, no deja de ser una irresponsabilidad que no respeta el derecho a la educación en un medio normalizado. En todo caso, la interacción de otros jóvenes "sanos" con él se seguirá produciendo de forma extraescolar.
Los objetivos generales a conseguir serán:
· Valorar la vida
· El cambio de actitudes
· Fomentar actividades y retos divertidos y enriquecedores
· Logro del sentido de la realidad. Aceptando las cosas tal y como son.
· Orientación personal y profesional
· Integración de la planificación y la acción
· Logro de la autonomía personal y el desenvolvimiento
El consumo de alcohol está asociado al tiempo libre. En este sentido, habría que ofrecer alternativas coherentes con las necesidades que el alcohol parece cubrir, compartiendo y dirigiendo al hijo a actividades que le hagan sentirse realizados y orgullosos, guiándolo hacia grupos de ocio saludable: deporte, naturaleza, literatura, música, arte, tereas técnicas, etc (P.S).
Lo que más importa es poner en marcha intervenciones dirigidas a que los propios adolescentes y jóvenes, se responsabilicen de enfrentarse con los problemas de drogas que a ellos les afectan.
En este momento las drogas son como el aceite que permite funcionar a toda la maquinaria social. En las sociedades "evolucionadas" casi nadie puede afirmar que no consuma alguna droga. Se ha aceptado su uso.
El tiempo libre suele ser considerado como un riesgo para el consumo de drogas, cuando debería ser lugar de crecimiento. En el periodo escolar se producen las primeras experiencias y en el barrio se reciben continuas ofertas de todo tipo de sustancias.
Las intervenciones educativas que han tenido más éxito son aquellas que están orientadas a: Ofrecer al estudiante medios educativos para que pueda enfrentarse a sus obligaciones y a tomar decisiones a su propia identidad y provenir; Dar a conocer al estudiante que la salud es un sistema basado en el equilibrio; Mejorar la calidad de vida desde la valoración de la salud y su conservación; Lograr el pleno desarrollo de la persona; Aportar información y lograr conocimientos; Ampliar los valores vividos en los jóvenes; Desarrollo de habilidades para que el joven sepa escoger y mantener un modo de vida racional; Humanización de la sociedad; Enseñar a pensar de forma constructiva (juicio reflexivo, actitud coherente, elección de la mejor alternativa); Prevención de los efectos perjudiciales.
Predicar con el ejemplo es un criterio necesario en todo proceso de educación racional.
Las drogas limitan, retrasan e incluso impiden el pleno desarrollo de las personas como tales. A ello ayuda: la información contradictoria y escasa, problemas ético-políticos, la minusvaloración de aspectos psicológicos, los estereotipos.
El problema en muchos consumos está en su coincidencia con crisis personales, en las contradicciones adolescentes, la contundencia de las prohibiciones y difuminado de los límites.
Consumidor problemático: cualquier persona que experimenta problemas sociales, psicológicos, físicos o legales relacionados con la intoxicación, el consumo excesivo y/o dependencia, como deterioro psicomotor, aumento de la dosis, pérdida de control, complicaciones médicas, reacciones psiquiátricas, actividad delictiva, etc.
Consumidor esporádico como parte de un pasatiempo de moda con los amigos. Para la mayoría de los adolescentes la experimentación es una etapa de la que salen ilesos, pudiendo continuar de un modo controlado, no problemático. Pero una minoría acaba teniendo un estilo de vida orientado hacia el consumo.
Las drogas producen la prolongación de la niñez y el acortamiento de la adolescencia.
La desadaptación puede llevar al consumo. El consumo puede llevar a la desadaptación.
Lo esencial es ayudar a jóvenes y adultos a hallar soluciones a sus dificultades.
El interés por la Educación para la Salud se debe a: Mayores conocimientos sobre la enfermedad; conciencia de que muchos problemas sanitarios se aparecen por hábitos de comportamiento y los estilos de vida; valor de la formación para el autocontrol del sujeto; magnitud del ahorro cuando hay prevención; evidencia de que la comprensión de la salud mejora su valoración y aumenta el compromiso en su mantenimiento.
Hay que ir más allá de la restringida educación tradicional que se limita a fomentar costumbres saludables, alimentación adecuada y mejorar las condiciones ambientales. Evitando los fallos que se han tenido hasta ahora en los programas escolares sobre drogas: falta de apoyo y de continuidad en el medio sociocultural que envuelve la escuela.
Los grandes objetivos son: Mantener el no consumo; Prevenir el inicio precoz en el consumo; y crear conciencia sobre el perjuicio de crearse dependencias. Utilizando la educación para fortalecer la capacidad de resistencia del adolescente y del grupo ante la oferta de drogas, remplazando conductas y creencias que puedan derivar en consumo de drogas.
Es preciso reconocer normas sociales adecuadas para la educación y la sociedad, tratando que las irremediables diferencias intergeneracionales no conviertan las drogas en un medio de protesta y oposición a lo socialmente establecido. Esto puede suceder fácilmente, puesto que mientras la intervención educativa tiene como meta promover la autonomía, la independencia, la libertad, etc. el consumo de drogas conduce a la dependencia y a la destrucción. No hay soluciones fáciles a problemas multifactoriales complejos.
La nueva educación para la salud tiene como exigencias: Una acción multilateral (escuela, familia y comunidad); El reparto equitativo de responsabilidades; Ver el periodo escolar como una oportunidad para lograr los objetivos individuales.
Las sustancias estimulantes están asociadas a valores sociales dominantes: Éxito, modernidad, dinamismo, diversión, etc.
Si queremos demoler la pirámide de la droga, tenemos que empezar por la base: Por el adicto de la calle, no por el capo del narcotráfico.
No hay que tomar como resultado del consumo de drogas lo que no es: La rebeldía y la depresión como estados propios de la adolescencia; Las dificultades psicoafectivas pasajeras; El uso transitorio y esporádico debido a la moda, la curiosidad, la presión del grupo, etc.
El educador sirve de apoyo, de refuerzo, con su proximidad; El educador ayuda a diseñar un plan de vida a corto plazo y medio plazo; El educador facilita la recuperación de habilidades sociales; El educador promueve la integración e inclusión; El educador potencia los propios recursos del individuo; El educador trata que el consumidor de drogas se comprometa y responsabilice con los objetivos.
Acción social ante las drogas. (Amando Vega, 1993)
Plan Nacional Sobre Drogas
Un saludo. Hasta la semana que viene.
Sr. Pericles